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Dinos qué piensas...

Y te contamos cómo cuidar tu piel. Porque no es igual llevar un ritmo frenético que vivir en el campo, tener varios hijos o acabar de divorciarte. Cada momento necesita un cuidado.

¿Has oido hablar del cortisol? Pues a partir de ahora vas a hacerlo, porque influye, y mucho, en el estado de tu organismo, en general, y en el de la piel en particular. Es nada menos que la hormona del estrés, esa que se activa cuando tienes un disgusto, no llegas en buenas condiciones al final del día, o vas con la lengua fuera desde que te levantas hasta que te acuestas. Y es que a día de hoy, son innumerables las investigaciones acerca de cómo nuestros hábitos de pensamiento y emociones influyen decisivamente en el estado de los telómeros de nuestras células.

Así, si realizas el ejercicio consciente de percibir ese estímulo estresante como un desafío en lugar de como una amenaza, los niveles de cortisol, la hormona del estrés, se equilibran y reducen, protegiendo la producción de queratinocitos, fibroblastos y colágeno de la piel. Cuando no está controlado, las consecuencias para la piel son sequedad, disminución de la luminosidad, enrojecimiento, y aumenta de la flacidez, el acné y las bolsas bajo los ojos. Cuesta creerlo, pero una buena actitud ante la vida embellece. Es lo que se está viniendo en llamar neurocosmética.

Tu tipo de piel también dice mucho de lo que necesitas, especialmente si es sensible. En ese caso, seguro que cada vez que te limpias la piel notas tirantez, como si no pudieras encontrar el confort. Además, las venitas y las rojeces campan a sus anchas, sobre todo en las mejillas. Si ese es tu caso, necesitas cosméticos que incorporen en su formulación sustancias como la manzanilla, la caléndula y la vid, y preferentemente sin rastro de perfume e hipoalergénicos. Evita el sol y los cambios bruscos de temperatura, e incorpora el agua termal en tus rutinas de belleza, sobre todo por la noche, antes de tu tratamiento nocturno.


Si vives en la ciudad, con datos cada vez más alarmantes de contaminación, es importante que incluyas en tus rutinas cosméticas un filtro anti-polución. En los últimos años, por suerte o por desgracia, este tipo de pantallas tienen una acción cada vez más eficaz porque además de proteger de los radicales libres que provoca la polución y bloquearlos, activa el sistema de autoreparación de la piel. Los puedes encontrar en las cremas hidratantes, los tratamientos antiedad, los fotoprotectores (cremas solares) y también en las bases de maquillaje y hasta en los limpiadores faciales.

Las hormonas son otro aspecto a tener en cuenta. Si estás embarazada o te encuentras en los albores de la menopausia, o sea, en la perimenopausia (aproximadamente entre los 45 y los 55 años), notarás que tu piel se ha afinado, está más seca y ha aumentado la pigmentación (manchas de todo tipo, sobre todo irregulares). Incluye en tus cremas sustancias como la soja, el ácido hialurónico o los fitoesteroles, y activos y aceites esenciales procedentes de plantas como la albahaca, el ciprés, la mandarina y la salvia, y por supuesto, vitaminas de los grupos A, C y E. Y no te olvides del retinol, tesoro de los tesoros para las pieles maduras.