La importancia del mentón
Puede llegar a cambiar el rostro por completo con un pequeño retoque
El mentón es uno de los puntos del rostro en los que primero se fija la mirada de los demás, y probablemente el que más conclusiones estéticas y de carácter provoca.
Aunque la realidad acostumbra a desmentirnos, en la medida en la que hay hombres y mujeres triunfadores con presencias físicas muy diferentes, es común asociar determinados rasgos físicos con el éxito profesional y social.
Puede parecer que lo que decimos es una pura elucubración, pero no. Hace algún tiempo, el estudio pormenorizado de decenas de fotografías de exitosos ejecutivos de ambos sexos permitió al cirujano plástico estadounidense Darrick Antell comunicar a sus colegas, en un congreso internacional, que el 90% de las personas que habían triunfado en la vida tenía un mentón entre no retraído y prominente. Una cifra elevadísima si se tiene en cuenta que apenas el 50% de la población norteamericana puede presumir de este rasgo.
Mandíbula cuadrada para el varón
La mandíbula cuadrada no aporta aspecto de inteligencia a quien la luce, pero al parecer sí suma autoestima en la medida en la que, según el imaginario de virilidad y los cánones de belleza populares, hace al varón más atractivo y le dota de un arrojo especial.Sin duda el dibujo facial tanto de los galanes cinematográficos como de los superhéroes del celuloide y el cómic más tradicional han contribuido a forjar esta idea.
Barbilla bien perfilada para la mujer
En el caso de la mujer, goza de un mayor predicamento estético la cara ovalada. Y en esa cara ovalada, la barbilla, vértice inferior del triángulo de la juventud, ha de ser prominente pero más bien estrecha, un tanto puntiaguda.No obstante, en el rostro femenino, incluso más que la forma, es la definición de la línea mandibular la que da sensación de firmeza y hace más atractiva la mandíbula.
En busca del mentón ideal
Los cuidados estéticos diarios pueden crear la ilusión de un perfil mandibular perfecto.
Así, para dibujar una mandíbula cuadrada, muchos hombres se dejan crecer la barba pero no de cualquier manera, bien cuidada: corta, perfilando la mandíbula en los laterales, y más larga en el mentón, con una línea de cuello baja y bien definida.
Por su parte, las mujeres pueden recurrir al maquillaje para reforzar la percepción de un rostro fino y bien perfilado.
Incluso la pérdida de peso contribuye en ocasiones a despejar una mandíbula que hasta ese momento permanecía oculta o desdibujada por la papada.
Otra de las herramientas de las que hombres y mujeres se sirven para lograr la forma mandibular óptima son las tablas de gimnasia facial que incluyen ejercicios como tensar y soltar la mandíbula, lanzar besos imaginarios, poner cara de pez, etc.
En ese sentido, masticar chicle también parece ser un buen ejercicio para delinear los músculos faciales, en particular los maseteros. Y no falta quien asegura que sonreír es la mejor gimnasia para lograr y mantener un mentón perfecto.
Pero, para asegurarse el mentón deseado, nada como la actuación de un especialista médico estético. De ahí que, en los últimos años, haya aumentado de manera considerable el número de varones (de habitual tan reacios a los cuidados estéticos) que se someten a intervenciones de remodelación de mentón, ya sean quirúrgicas o no quirúrgicas.
Para aumentar la prominencia del mentón se utilizan rellenos, que pueden ser permanentes o biorreabsorbibles (ácido hialurónico o policaprolactona).
De la amplia gama de ácidos hialurónicos ofertados para realizar la proyección del mentón, los más recomendables son los reticulados (menos sensibles a la degradación por parte de la hialuronidasa y por tanto más duraderos). La proyección del mentón realizada con ácido hialurónico dura entre 12 y 18 meses, mientras que si se utiliza policaprolactona puede llegar a durar hasta 4 años.En cuanto a la definición de la línea mandibular tanto femenina como masculina, los profesionales han encontrado un aliado perfecto en los hilos tensores, que consiguen una reposición inmediata de los tejidos que han perdido firmeza, con una duración de unos 18 meses.
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